Cómo ganarse el respeto

 

Cómo ganarse el respeto

¿Es necesario ganarse el respeto?

Las relaciones entre las personas, incluidas las colaboraciones empresariales, el trabajo y la vida personal, se basan en el respeto mutuo. Gracias a él se construye una relación de confianza.  El respeto es importante como factor de crecimiento personal: queremos que nuestros amigos y compañeros nos traten bien y nos valoren. El respeto no se le da a una persona desde el nacimiento, así que debe conseguirlo. ¿Es necesario luchar por él o hay formas más pacíficas de hacerlo?

Busquemos las respuestas en la sabiduría antigua. Varios siglos antes de Cristo, el antiguo filósofo griego Arístipo escribió un código en el que recogió 24 principales directrices que conducen al éxito, tanto en los negocios como en la sociedad. Veamos algunos de sus consejos para construir una reputación intachable.

Respétese a sí mismo

Significa comportarse con cortesía y educación con la gente y esperar lo mismo de los demás. Por lo tanto, si alguien quiere gritarle, acusarle o humillarle, rechace esos intentos con calma y dignidad. Deje claro a los que le rodean que no se le puede tratar así.

Si la situación laboral le pone nervioso, tómese un descanso y absténgase de desahogar sus emociones. No es mala idea salir a tomar aire fresco, dar un paseo o estar un rato solo.

Si las emociones se desbordan durante una reunión o negociación, tome la iniciativa conciliadora y sitúe las disputas en el marco lógico de los hechos y las cifras. Un gesto así infunde respeto. E instar a todo el mundo a que se calme es como echar leña al fuego.

Trate a los demás como a sí mismo

Es sencillo: compórtese como le gustaría que los demás se comportaran con usted. Aunque alguien le parezca antipático a primera vista, fíjese bien y encuéntrele cualidades que pueda respetar. Si quiere, seguro que las encuentra.

«Sé bondadoso, amable y atento con otras personas», esta concisa directriz de Arístipo, titulada «Respeto», concentra la sabiduría antigua y la sencillez de actitud ante la vida. Muestre compromiso y empatía hacia las personas y se lo agradecerán. Escuchar a un colega y mostrar simpatía es normal, ya que las relaciones humanas son parte de la vida en la oficina.

Siga las reglas en la búsqueda del éxito

La mayoría de la gente ve la vida como una carrera, en la que el premio es la victoria o el éxito. Para lograrlo, están dispuestos a justificar cualquier acción. En este contexto, las acciones dignas de respeto se vuelven raras. Pero son las que mantienen las normas éticas y la moral a una altura adecuada. Y eso las hace aún más valiosas.

Se cree que los deportistas están dispuestos a hacer cualquier cosa para ganar. Cuando el gran campeón mundial José Raúl Capablanca jugaba una partida contra el ajedrecista yugoslavo Milan Vidmar, estaba a punto de ganar, pero la ronda terminó y la partida se aplazó. El yugoslavo tuvo tiempo de analizar la partida, comprender que la resistencia era inútil y admitir que su posición estaba perdida.

Al día siguiente, cuando se reanudó la partida, Capablanca no se había presentado a tiempo. Según las reglas, la victoria sobre el ausente Capablanca se le iba a conceder a Widmar. Cuando quedaban 10 segundos para el final, el ajedrecista yugoslavo acostó su rey, indicando su rendición. Este episodio sigue considerándose un ejemplo de espíritu deportivo, cuando la verdad está por encima de la victoria.



Sea cortés

«Sé cortés y respeta la dignidad de otras personas», aconseja Arístipo en la cuarta directriz del Código. Este principio funciona bien en el mundo actual, en el que abunda la información, pero falta atención al individuo.

La cortesía es una forma de interacción entre las personas; sus reglas son muy fáciles, pero el efecto es poderoso. Saludar y despedirse, sostener la puerta o ceder el asiento son normas elementales que nuestros padres nos enseñaron de niños. Estas recomendaciones siguen siendo pertinentes. 

Cuide su apariencia

Hoy en día, cuando la vanguardia y el deconstructivismo están de moda, es difícil abordar la apariencia con los viejos criterios. Pero los zapatos limpios, la ropa aseada y el pelo bien arreglado son imprescindibles. La apariencia es lo primero por lo que se juzga a una persona, así que preste atención al código de vestimenta de la empresa en la que trabaja. 

«Sé pulcro, ordenado y bien organizado», aconseja Arístipo de forma breve pero precisa en su vigesimocuarta directriz, la «Pulcritud». 

A quienes les gusta imponerse con detalles externos deberían prestar atención a esta antigua sabiduría. Un pintalabios rojo, una blusa demasiado atrevida, una corbata llamativa o perfumes fuertes distraen a los empleados de su trabajo y crean una imagen de ese colega como alguien poco serio y no digno de respeto.

5 formas probadas de arruinar la reputación

La buena reputación y el respeto de las personas son difíciles de ganar, pero fáciles de arruinar. Estas son las formas seguras de echar a perder el esfuerzo:

  1. Cotilleos y cosas desagradables dichas a espaldas.

  2. Transferencia de responsabilidad a otra persona.

  3. Negativa a ayudar al equipo en una situación de crisis.

  4. Arrogancia: cuando uno se cree mejor o más listo que los demás. 

  5. Avaricia: se hace visible si uno no participa en los gastos comunes del equipo.

Corregir los errores

Todos cometen errores, pero no todos los corrigen. Hay medidas rápidas que pueden cambiar la opinión pública a su favor. He aquí cinco métodos infalibles para convertirse en una persona respetada:

  1. Cumplir las promesas.

  2. Disculparse si tiene la culpa.

  3. No adular ni halagar.

  4. Reconocer los méritos de los demás.

  5. Saber escuchar.

La cortesía, la empatía, la dignidad son las piedras angulares del respeto y el éxito en la vida de cada persona en todo momento. Esto lo sabían los filósofos antiguos, por lo que si lee el Código de Arístipo, descubrirá la sabiduría de los pensadores antiguos, que hará su vida más armoniosa.


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