Igualdad de trato para todos: la fuente de su poder
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Cada persona, independientemente de su nivel de ingresos y posición en la sociedad, merece respeto. Parecería que en el siglo XXI todo el mundo debería estar de acuerdo con esto, pero en realidad, a menudo, vemos lo contrario.
El jefe insulta a un subordinado, abusando de su poder. El hombre rico se dirige con arrogancia y grosería a los vecinos menos pudientes. Un empresario, cuando se apresura a una reunión de negocios, pierde los estribos y le grita a un taxista que, en su opinión, no merece un trato igualitario. Seguramente podría recordar muchos ejemplos similares de su propia vida.
Como resultado, la tensión y la hostilidad mutua entre los diferentes grupos sociales aumentan en la sociedad. A veces la gente pierde los nervios y recurre a la violencia. Los disturbios masivos, los levantamientos y las revoluciones son a menudo el resultado de la desigualdad social.
Así fue también hace miles de años, cuando Arístipo de Cirene estaba creando el Código de las 24 directrices.
Directriz IX — IGUALDAD SOCIAL
Sé capaz de estar en igualdad con otras personas y evitar enfatizar las diferencias de estatus social.
La igualdad es la comunidad de opiniones, afinidad de caracteres y existencia de puntos de convergencia con otras personas. Gozar de igualdad con alguien es estar en las mismas condiciones con esta persona.
Desde el punto de vista social, la igualdad es una estructura de la sociedad en la que todos son iguales ante la ley y tienen los mismos derechos y obligaciones, aunque el estatus social de las personas puede diferir. Sin embargo, debemos tratar con respeto unos a otros, independientemente de la posición pública y los niveles de ingresos.
Elimine las barreras
Al comunicarnos con otra persona, no debemos enfatizar la diferencia de estatus social. Cada uno de nosotros persigue un objetivo específico en las relaciones, tratamos de construir la comunicación basada en los principios de comprensión y respeto mutuos para que la interacción en sí sea más efectiva.
Si una persona no se comunica en pie de igualdad con los demás, sus interlocutores pueden encerrarse en sí mismos, retirarse de la conversación y no se esforzarán por la comprensión mutua y la consecución del objetivo final.
John Kennedy dijo: «Una marea alta levanta todos los barcos». Las personas que se adhieren a los principios de igualdad, respeto mutuo y no construyen barreras sociales, logran más éxito en la vida.
Aquí está una analogía simple. El sol brilla igual para todos, independientemente de su estatus o posición en la sociedad. No busca a quién calentar más con sus rayos. Todas las personas son iguales para el sol. Y lo más importante es que el sol brille para nosotros de forma gratuita, no le debemos nada por su luz y calor.
La igualdad conduce a una mejor comprensión mutua entre las personas y al equilibrio en la sociedad.
Un ejemplo de Hollywood
Emilio D'Alessandro en el libro biográfico “Stanley Kubrick and Me” habla de su trabajo como asistente del director de cine de culto.
El autor recuerda que, en el rodaje, Kubrick trataba por igual tanto a los técnicos como a los actores, independientemente de su estatus. El director no descargó su ira contra nadie y no reprendió públicamente a las personas para no humillarlas frente a los demás.
Como resultado, gracias a Kubrick, se creó una cálida atmósfera familiar en el plato. Contrastaba notablemente con el ambiente de otros locales del estudio, donde se escuchaban constantemente gritos y palabrotas. Quizás fue este enfoque lo que ayudó al director a crear una serie de obras maestras cinematográficas inmortales.
Respeto a todos sin excepción
Las personas tratan con confianza y gratitud a aquellos que no muestran arrogancia y desprecio hacia ellos. Si desea construir relaciones de confianza y compañerismo con los demás, deje de marcar la diferencia entre usted y los demás. Aprenda a ver en una persona, en primer lugar, las cualidades humanas fundamentales y solo después: género, raza, posición, posición financiera, etc. Sea como el sol que brilla para todos por igual, iluminándonos a cada uno de nosotros con sus rayos.
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